viernes, 13 de febrero de 2015

Luna de miel: Pierre y Marie Curie

El profesor escribió dos nombres en la pizarra: Pierre Curie y Maria Sklodowska. Científicos. Se sentó en su sillón y se dirigió a los alumnos: “Marie Curie, Maria Sklodowska de soltera, solía decir que la ciencia encierra una gran belleza y que un sabio en su laboratorio es como un niño ante un cuento de hadas. Experimenta idéntico asombro ante los enigmas de la naturaleza: las mareas, un vendaval de verano, un relámpago, el lenguaje oculto de los minerales. Marie Curie fue una mujer marcada por su vocación. Y por una voluntad de hierro. Desde muy joven padeció diversas adversidades: la muerte de su madre, maestra, pianista y cantante, y la persecución política de su padre, profesor. Estudiaba historia natural, matemáticas y física, y trabajó de institutriz. En aquellos días, antes de dejar Polonia, cultivaba en secreto la poesía: redactaba piezas sobre los primeros amores, la necesidad de saber y la hermosura de los días de nieve. Ayudó como pudo a su hermana Bronislawa, que había partido a La Sorbona a estudiar medicina. Poco después llegaría ella a París, y se instalaría en el Barrio Latino: pasaba tanto frío que dormía con la ropa puesta. Era una mujer débil y fuerte a la vez: poseía una determinación de acero y una inclinación constante a la anemia. Lucía un cabello rubio, tamizado por un tono ceniza, y era sobria en su vestimenta y en sus hábitos.

En su rostro de dibujadas facciones destacaban sus ojos claros. En La Sorbona una mujer como ella llamaba la atención: a unos les suscitaba rechazo, otros se deshacían en chismes o se burlaban de su mal francés, y a uno en particular le atraía aquella joven sigilosa, concentrada, que hablaba con gran precisión de la ciencia y que se había licenciado en física y en matemáticas con un año de diferencia. Era Pierre Curie, un profesor distinguido de física, tan brillante como tímido; había realizado investigaciones sobre la electricidad del cuarzo, solo y en colaboración con su hermano Jacques. Intentó establecer una relación con ella. Concertaron las primeras citas y la estudiosa polaca lo recibió en su estancia glacial en el Barrio Latino. Él la invitó a casarse, pero Marie tardó diez meses en responderle. La boda se celebró en julio de 1895, en Sceaux, una población próxima a París con castillo, parque, lago y bosque. Fue una ceremonia extraña: una ceremonia civil, sin notario, sin alianzas, ni vestido blanco de novia ni convite. Marie Curie llevaba un traje azul; el novio diría después que ‘nunca le había parecido tan hermosa como entonces’. Su luna de miel fue completamente atípica: unos parientes les habían regalado un poco de dinero, como obsequio de boda, y Pierre y Marie adquirieron un par de bicicletas. Salieron de paseo por diversos lugares de Francia: ella llevaba el ramo de flores en el manillar, él un pequeño zurrón. Fueron de aquí para allá, pernoctaban en posadas y hostales, contemplaban el paisaje, se detenían en las umbrías y en las plazas públicas, visitaban monumentos, comían a la orilla de los ríos siempre frugalmente: pan, fruta y queso.



Fue una aventura inolvidable de amor, de complicidad, de improvisación en la ruta y de gozoso esfuerzo. Aquí y allá hablaban de sus investigaciones en torno a la radiactividad, consumaban su pasión, y proseguían con rumbo incierto. ¡Qué hermosa les pareció Francia: cuántos viñedos había que ver, cuántos jardines a su paso reclamaban su atención, qué luz desleída de oro viejo bajo las arboledas! Años después, tras lograr la pareja el premio Nobel de física por sus investigaciones en torno al polonio y al uranio, un tenebroso día lluvia de 1906, Pierre Curie dio un mal paso y resbaló en una calle de París. Un carro de caballos de seis toneladas lo arrolló y le produjo heridas mortales en la cabeza y en el cuello. Con lágrimas en los ojos y completamente desolada, Marie Curie preguntó: ‘¿No hay ninguna esperanza de vida?’. Bueno, quizá no he debido contarles esto”.

El profesor calló abruptamente, y luego hizo un gesto de contrariedad y de arrepentimiento. Miró a sus alumnos y añadió: “A mí lo que siempre me ha conmovido de los Curie ha sido ese viaje en dos bicicletas por Francia. Casi les diría que es la luna de miel más original que conozco. Marie Curie murió de anemia aplásica en 1934. La enterraron en un panteón muy cerca del de su marido. Un biógrafo se pregunta: ‘¿Los habrán enterrado con sus bicicletas?’ Más que el descubrimiento de la radiactividad o sus hijas Éve e Irène, para mí las bicicletas son el gran símbolo de su amor”.


*De ‘El paseo en bicicleta’. Antón Castro. Olifante: Ediciones de Poesía. 2011.

jueves, 12 de febrero de 2015

Aplicaciones móviles.


Lunes por la mañana. Entre sueños oyes el despertador y sabes que es momento de levantarte.


Aún con los ojos cerrados estiras la mano y buscas ese objeto rectangular, sin el que prácticamente, no puedes vivir; te despierta, pero también te quita el sueño, es casi una extensión de tu cuerpo. Entre uno que otro gruñido logras acercarlo a ti y pospones la alarma 5 minutos más. Pero, ya que abriste los ojos, te das cuenta de que tienes algunas notificaciones: entre mensajes sin leer y la curiosidad que te hace ingresar de forma automática a tus redes sociales, para revisar qué hay de nuevo con tus amigos; esos 5 minutos más, se han convertido rápidamente en 20, quizás en 30, y se te ha hecho tarde para el trabajo o la escuela.

Hace más de 30 años, los lunes por la mañana eran diferentes. Las primeras operadoras móviles comenzaban a dar servicio y los usuarios tenían los conocidos ‘feature phones’, dispositivos sencillos que se centraban en la recepción y realización de llamadas y mensajes de texto (sms).

¿Qué es una aplicación móvil?


A principios de la primera década del año 2000, apenas se impulsaba el concepto de Smartphone. En 2007 estos móviles ingresaron con fuerza en el mercado y rápidamente olvidamos los ‘feature phones’ y el juego de la viborita fue reemplazado por otras aplicaciones. Una aplicación (app) es un programa que se puede descargar y al que se puede acceder directamente desde el teléfono o desde algún otro aparato móvil. Una aplicación no deja de ser un software, actualmente existen de todo tipo, pero estaban presentes ya, desde los primeros teléfonos (‘feature phones’), sólo que con un enfoque en mejorar la productividad personal, con alarmas, calendarios, calculadoras y clientes de correo.

Ahora, una de las temáticas que impera en la creación de aplicaciones, es el entretenimiento.

¿Has pensado qué tan útil o entretenido sería un Smartphone sin aplicaciones? Todo usuario de Smartphone ha descargado y utilizado esas aplicaciones que son ‘básicas’, como las sociales y de entretenimiento, además de las recomendadas por los amigos, como el nuevo juego de moda.

Los teléfonos inteligentes cuentan con un sistema operativo (S.O.) y con el tipo de aplicaciones que corresponde a ese aparato. Los S.O. móviles como Android, Apple, Microsoft y BlackBerry tienen tiendas: App Store, Google Play y Windows Phone Store, que operan en línea para buscar, descargar e instalar las apps.

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Una decisión cambia tu vida.

Algunas decisiones nos acompañarán por siempre, como elegir a tu pareja, a tus amistades, incluso salirte de tu casa para vivir solo. Una de las más importantes y que no debes pasar por alto es: elegir tu profesión ideal.

Es común escuchar muchas cosas cuando te encuentras en esta situación, por ejemplo: “Ahí vas a ganar bien”. “Los que estudian eso, encuentran trabajo rápido”. “En mis tiempos todos querían esa carrera” y la lista de frases de este tipo es interminable, pero son argumentos que nos alejan de lo que en verdad importa.


Es cierto que la profesión que elegimos es la que nos “dará de comer”, pero no es lo único; se trata de formar un estilo de vida, que nos haga sentir bien, no sólo por el sueldo, sino porque hacemos algo que disfrutamos. 


Estudiar una carrera significa pulir nuestras pasiones, potencializar nuestras competencias y acercarnos un paso más, a ese nivel de vida que tanto deseamos. Si te preparas para hacer lo que te gusta, te hará sentir bien, útil y sobre todo, feliz; en cambio, si estudias en un programa que no es adecuado para ti, harás las cosas de manera forzada, a disgusto y probablemente acabarás desertando o quejándote siempre de tu vida laboral.


Es por esto que la elección de carrera y universidad no debe ser una decisión tomada a la ligera. Existen muchos factores que debes considerar para este importante momento; pero hay 4 en especial, a los que tienes que poner atención:


1. Identifica lo que te apasiona.


En el caso de la Upemor, los egresados que han tenido las mejores oportunidades laborales y que hoy están viviendo sus sueños, son los que brillaron durante toda la carrera, no precisamente por sacar las mejores calificaciones, más bien por hacer las cosas con pasión; disfrutaban plenamente de su formación.



Hacer bien las cosas y con energía, te permitirá disfrutar lo que estudies y posteriormente, también de tu trabajo. Si no estás seguro de lo que te gusta, te recomendamos realizar un test de perfil vocacional, te servirá como una guía.

2. Busca información. 


No hay mejor fuente que la experiencia. Una buena forma de hacerlo, es platicando con los expertos, gente que se dedique a lo que tú te quieres dedicar. Puedes preguntarles qué hacen en su trabajo, cómo llegaron hasta ahí, qué es lo que más les ha gustado o todo lo que quieras saber sobre la carrera de tu interés.

Emmanuel Betancourt Velasco*


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¿Cómo comer venenos y no morir en el intento?


La contaminación de la biosfera con compuestos aromáticos extraños a la vida (xenobióticos) y que son producidos artificialmente por el hombre es global. La contaminación debida a estos compuestos se produce por el uso de diferentes productos orgánicos sintéticos, como herbicidas e insecticidas empleados en la agricultura solventes, lubricantes y plastificantes empleados en la industria.

Los compuestos xenobióticos no son fácilmente destruidos por los seres vivos (biodegradación) y se van acumulando en la biosfera, ocasionando problemas de toxicidad en el ser humano debido a la acumulación progresiva del compuesto tóxico en los seres vivos (biomagnificación) a lo largo de la cadena alimenticia.

A diferencia de nosotros, que no podemos eliminar estos compuestos y pueden hasta enfermarnos o finalmente matarnos. Los microorganismos, que son organismos vivos que no pueden verse a simple vista, tienen la habilidad de utilizar los contaminantes ambientales como alimentos, a pesar de que muchos de estos compuestos han sido introducidos recientemente en la naturaleza.

Por lo anterior, es interesante establecer las estrategias genéticas que se han desarrollado en los microorganismos y que aún pueden estar desarrollándose, para utilizar estos venenos como sabrosos alimentos que les suministran energía y bloques de construcción para crecer y reproducirse.


Entre los principales obstáculos para que la biodegradación de los compuestos xenobióticos aromáticos se lleve a cabo se encuentran: por un lado, la presencia de elementos químicos (cloro, bromo, etc.) o enlaces (formas en las que los elementos se unen para producir compuestos) que resultan extraños a los que presentan normalmente los compuestos producidos por los seres vivos. 

Por otro lado, los microorganismos pueden ser incapaces de introducir el compuesto a su citoplasma por falta de permeasas y trasportadores adecuados, estas son proteínas que funcionan como “bocas” que les permiten a los microorganismos introducir los compuesto a su citoplasma “estómago” para comérselos; además, en ocasiones, los microrganismos son incapaces de metabolizar el compuesto, o sea, transformarlo en energía y bloques de construcción para crecer y producir nuevos microorganismos, debido a su insolubilidad o toxicidad del compuesto original o sus productos de biodegradación.

Dr. Luis Gerardo Treviño Quintanilla*


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